MENSAJE DE ANTONIO GONZÁLEZ QUINTANA, PRESIDENTE SALIENTE DE ARCHIVEROS ESPAÑOLES EN LA FUNCIÓN PÚBLICA (AEFP)
Madrid, 20 de junio de 2009.
El pasado 17 de mayo se han cumplido tres años de la fundación de nuestra asociación. Aquel día, una comisión gestora surgida del grupo fundador convocaba, para el día 6 de julio de 2006, la Asamblea General de socios de la que saldría la primera Junta Directiva. Sobre mí recayó la responsabilidad de la Presidencia de esa primera Junta, para los siguientes tres años, de acuerdo con nuestros Estatutos. Ese primer trienio de vida de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) llegaba a su fin ahora y procedía renovar los cargos. Así, se ha hecho en la Asamblea General Extraordinaria celebrada el pasado sábado 20 de junio.
Personalmente, he afrontado este relevo como un paso trascendental para la consolidación de la asociación, algo así como una prueba del nueve de credibilidad y viabilidad de la misma.
En estos años, aunque nuestro colectivo ha crecido lentamente, su presencia en el debate público sobre los archivos ha sido constante y su implicación en los retos fundamentales de la profesión ha sido patente, tanto en la participación en las distintas plataformas interprofesionales como en la promoción de jornadas o seminarios dedicados a los temas que consideramos claves. En paralelo, la labor desarrollada por nuestros grupos de trabajo, realizada muy discretamente, va a darnos pronto frutos tangibles, en forma de publicaciones, en temas vitales para los archivos públicos como la evaluación de la externalización de servicios profesionales en archivos o el diseño del perfil profesional de los archiveros y, asociada al mismo, la definición de contenidos de los temarios básicos de oposiciones en los procesos selectivos de archiveros de las administraciones públicas. Internamente, la consolidación institucional de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) ha sido total en cuanto a su régimen jurídico y a su funcionamiento de acuerdo con al Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación.
Obviamente, estos aparentemente humildes logros han requerido de mucho trabajo, el trabajo colectivo de una Junta Directiva en la que todos sus componentes han tenido una entrega absoluta y de la que no puedo sentirme más orgulloso: Javier Díez Llamazares en la Secretaría, auténtico motor y alma de la Asociación, y nuestro representante en la Coalición Pro – Acceso; María Teresa Piris Peña, en la Tesorería, en la que los milagros no han cesado de repetirse (no hemos dejado de realizar ninguna actividad por falta de medios), y en tantos otros frentes; Fuensanta Muñoz Fernández, en la coordinación de los grupos de trabajo, en la atención de las consultas llegadas a la web y en su relación con los asociados en general; Eduardo Marchena, durante el tiempo que estuvo con nosotros, y aún después, por su impagable trabajo en nuestro sitio web, auténtico escaparate de la asociación; y, por último, Eduardo Gómez – Llera, el último en incorporarse, apoyando todos los trabajos y aportando siempre su valiosa experiencia y sus conocimientos jurídicos.
Conscientes de nuestras limitaciones, hemos tratado de unir nuestras fuerzas a otros compañeros o a otros profesionales para presionar en la consecución de objetivos comunes. Así, creamos la Plataforma en Defensa de los Archivos Públicos, sobre la base de nuestro Manifiesto fundacional, a la que invitamos a incorporarse a todas las asociaciones y personas que compartieran nuestras demandas. Al mismo tiempo nos integramos en la Coalición Pro – Acceso embarcándonos en el principal grupo de presión de la sociedad civil en demanda de una Ley de Libertad de Información y de Acceso a los Documentos Oficiales.
Siempre hemos querido hacer nuestra labor con la máxima transparencia, abriendo nuestras asambleas a todo el que quisiera acudir a ellas y ofreciendo nuestros documentos y convocatorias no sólo en nuestra web, sino también en un blog, pionero por cierto en nuestras asociaciones españolas de archiveros. El blog siempre ha recibido los comentarios con satisfacción por lo que suponían de confirmación de que nuestros proyectos e iniciativas eran seguidos. Sin embargo, somos conscientes de que más de uno de estos seguidores, amparado en el anonimato, ha intentado utilizar nuestra herramienta para atacarnos. No nos ha hecho cambiar de criterio: seguiremos con el blog abierto a todo comentario y procuraremos contestar con argumentos a las críticas.
Sí que hemos de reconocer que, en este afán de aunar esfuerzos en defensa de archivos y archiveros, no hemos conseguido todos los objetivos propuestos. Así, aunque desde nuestra constitución intentamos dejar claro que no nacíamos contra ninguna asociación, sino que buscábamos cubrir una parte del espacio asociativo que estaba yerma, la realidad es que por algunos de nuestros colegas no siempre fuimos recibidos con agrado. Afortunadamente, hemos observado también respeto y aceptación en otros; de esta manera, hemos podido establecer una línea cordial de trabajo y colaboración con algunas asociaciones como la Asociación de Archiveros de Castilla y León (ACAL), donde siempre hemos encontrado compañeros y colegas receptivos y abiertos a debatir propuestas profesionales.
Recordemos que nuestra aparición en el mundo asociativo en algún caso fue calificada como plataforma personal de Antonio González Quintana y de otros “agraviados” para hacer oposición al Ministerio de Cultura. Y aquí sí que hemos encontrado un muro infranqueable, el muro del recelo que percibimos entre los seguidores acríticos de las siglas de los partidos o entre los funcionarios agradecidos por los favores recibidos -o los que pretenden alcanzarlos-. Sin la superación de esa dependencia en el actuar, cualquier acercamiento a esos colectivos será difícil para nosotros; debemos resignarnos, sobre todo, cuando de criticar a sus pagadores o favorecedores se trate. Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) no va entrar en el terreno del seguidismo político, aunque tengamos que quedarnos solos o aunque tengamos que seguir sufriendo represalias (serán menores en la medida en que seamos capaces de denunciarlas y enfrentarlas unidos). A lo que no nos resignaremos es a tener que guardar silencio cuando algo nos parezca criticable, del mismo modo que estaremos encantados de apoyar las políticas archivísticas o las actuaciones que consideremos correctas para los intereses de archivos, archiveros y usuarios. A lo que no estamos dispuestos a renunciar es a la libertad de expresión y a ejercer nuestra libertad de asociación sin ser discriminados por ello.
Nuestra asociación optó desde el comienzo de su andadura por no acudir a la convocatoria de subvenciones públicas de ningún tipo y por financiar sus actividades con sus exclusivos medios. No porque no ambicionemos una mayor capacidad financiera para desarrollar ambiciosos proyectos, sino porque somos conscientes de que el papel de los archivos públicos en la transparencia administrativa o en la defensa de los derechos ciudadanos no encuentra, salvo en casos excepcionales, el apoyo entusiasta de los gobernantes. De ahí que tengamos que ser independientes de ellos, para buscar, con la sociedad civil, el objetivo común de que los archivos sean ese instrumento participativo que las sociedades democráticas demandan. Si hacemos extensiva esa utilización a los documentos electrónicos, al control, custodia y disponibilidad de los mismos, esa necesidad queda aún mucho más clara. En suma, queremos vivir alejados de lo que podríamos llamar asociacionismo de pesebre, ese que vive por y para el poder: vive por sus subvenciones y vive para dar palmas cuando los políticos que lo pagan son llamados a escena.
La elección de la nueva Junta Directiva de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP), presidida a partir de este sábado 20 de junio por Rosana de Andrés Díaz, es el colofón de una primera etapa difícil pero prometedora. Conociendo a los miembros de la nueva Junta Directiva estoy convencido, tanto por su capacidad intelectual y su experiencia profesional como por su calidad humana, de que la asociación va a crecer y a madurar en los próximos meses. Las ideas que los nuevos responsables han presentado en la Asamblea, en su programa de trabajo para los próximos tres años, son brillantes y cautivadoras y han recibido el apoyo unánime de todos los socios.
Desde estas líneas de recapitulación, sólo me queda desear los mayores éxitos a la nueva Junta Directiva y a su presidenta, agradecer a todos los socios el apoyo y el cariño que me han manifestado a lo largo de todo este tiempo y manifestarles que a partir de este momento, ya como simple socio de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP), me tienen a su completa disposición para ayudarles en cualquier iniciativa que desarrollen.
Antonio González Quintana
Personalmente, he afrontado este relevo como un paso trascendental para la consolidación de la asociación, algo así como una prueba del nueve de credibilidad y viabilidad de la misma.
En estos años, aunque nuestro colectivo ha crecido lentamente, su presencia en el debate público sobre los archivos ha sido constante y su implicación en los retos fundamentales de la profesión ha sido patente, tanto en la participación en las distintas plataformas interprofesionales como en la promoción de jornadas o seminarios dedicados a los temas que consideramos claves. En paralelo, la labor desarrollada por nuestros grupos de trabajo, realizada muy discretamente, va a darnos pronto frutos tangibles, en forma de publicaciones, en temas vitales para los archivos públicos como la evaluación de la externalización de servicios profesionales en archivos o el diseño del perfil profesional de los archiveros y, asociada al mismo, la definición de contenidos de los temarios básicos de oposiciones en los procesos selectivos de archiveros de las administraciones públicas. Internamente, la consolidación institucional de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) ha sido total en cuanto a su régimen jurídico y a su funcionamiento de acuerdo con al Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del Derecho de Asociación.
Obviamente, estos aparentemente humildes logros han requerido de mucho trabajo, el trabajo colectivo de una Junta Directiva en la que todos sus componentes han tenido una entrega absoluta y de la que no puedo sentirme más orgulloso: Javier Díez Llamazares en la Secretaría, auténtico motor y alma de la Asociación, y nuestro representante en la Coalición Pro – Acceso; María Teresa Piris Peña, en la Tesorería, en la que los milagros no han cesado de repetirse (no hemos dejado de realizar ninguna actividad por falta de medios), y en tantos otros frentes; Fuensanta Muñoz Fernández, en la coordinación de los grupos de trabajo, en la atención de las consultas llegadas a la web y en su relación con los asociados en general; Eduardo Marchena, durante el tiempo que estuvo con nosotros, y aún después, por su impagable trabajo en nuestro sitio web, auténtico escaparate de la asociación; y, por último, Eduardo Gómez – Llera, el último en incorporarse, apoyando todos los trabajos y aportando siempre su valiosa experiencia y sus conocimientos jurídicos.
Conscientes de nuestras limitaciones, hemos tratado de unir nuestras fuerzas a otros compañeros o a otros profesionales para presionar en la consecución de objetivos comunes. Así, creamos la Plataforma en Defensa de los Archivos Públicos, sobre la base de nuestro Manifiesto fundacional, a la que invitamos a incorporarse a todas las asociaciones y personas que compartieran nuestras demandas. Al mismo tiempo nos integramos en la Coalición Pro – Acceso embarcándonos en el principal grupo de presión de la sociedad civil en demanda de una Ley de Libertad de Información y de Acceso a los Documentos Oficiales.
Siempre hemos querido hacer nuestra labor con la máxima transparencia, abriendo nuestras asambleas a todo el que quisiera acudir a ellas y ofreciendo nuestros documentos y convocatorias no sólo en nuestra web, sino también en un blog, pionero por cierto en nuestras asociaciones españolas de archiveros. El blog siempre ha recibido los comentarios con satisfacción por lo que suponían de confirmación de que nuestros proyectos e iniciativas eran seguidos. Sin embargo, somos conscientes de que más de uno de estos seguidores, amparado en el anonimato, ha intentado utilizar nuestra herramienta para atacarnos. No nos ha hecho cambiar de criterio: seguiremos con el blog abierto a todo comentario y procuraremos contestar con argumentos a las críticas.
Sí que hemos de reconocer que, en este afán de aunar esfuerzos en defensa de archivos y archiveros, no hemos conseguido todos los objetivos propuestos. Así, aunque desde nuestra constitución intentamos dejar claro que no nacíamos contra ninguna asociación, sino que buscábamos cubrir una parte del espacio asociativo que estaba yerma, la realidad es que por algunos de nuestros colegas no siempre fuimos recibidos con agrado. Afortunadamente, hemos observado también respeto y aceptación en otros; de esta manera, hemos podido establecer una línea cordial de trabajo y colaboración con algunas asociaciones como la Asociación de Archiveros de Castilla y León (ACAL), donde siempre hemos encontrado compañeros y colegas receptivos y abiertos a debatir propuestas profesionales.
Recordemos que nuestra aparición en el mundo asociativo en algún caso fue calificada como plataforma personal de Antonio González Quintana y de otros “agraviados” para hacer oposición al Ministerio de Cultura. Y aquí sí que hemos encontrado un muro infranqueable, el muro del recelo que percibimos entre los seguidores acríticos de las siglas de los partidos o entre los funcionarios agradecidos por los favores recibidos -o los que pretenden alcanzarlos-. Sin la superación de esa dependencia en el actuar, cualquier acercamiento a esos colectivos será difícil para nosotros; debemos resignarnos, sobre todo, cuando de criticar a sus pagadores o favorecedores se trate. Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP) no va entrar en el terreno del seguidismo político, aunque tengamos que quedarnos solos o aunque tengamos que seguir sufriendo represalias (serán menores en la medida en que seamos capaces de denunciarlas y enfrentarlas unidos). A lo que no nos resignaremos es a tener que guardar silencio cuando algo nos parezca criticable, del mismo modo que estaremos encantados de apoyar las políticas archivísticas o las actuaciones que consideremos correctas para los intereses de archivos, archiveros y usuarios. A lo que no estamos dispuestos a renunciar es a la libertad de expresión y a ejercer nuestra libertad de asociación sin ser discriminados por ello.
Nuestra asociación optó desde el comienzo de su andadura por no acudir a la convocatoria de subvenciones públicas de ningún tipo y por financiar sus actividades con sus exclusivos medios. No porque no ambicionemos una mayor capacidad financiera para desarrollar ambiciosos proyectos, sino porque somos conscientes de que el papel de los archivos públicos en la transparencia administrativa o en la defensa de los derechos ciudadanos no encuentra, salvo en casos excepcionales, el apoyo entusiasta de los gobernantes. De ahí que tengamos que ser independientes de ellos, para buscar, con la sociedad civil, el objetivo común de que los archivos sean ese instrumento participativo que las sociedades democráticas demandan. Si hacemos extensiva esa utilización a los documentos electrónicos, al control, custodia y disponibilidad de los mismos, esa necesidad queda aún mucho más clara. En suma, queremos vivir alejados de lo que podríamos llamar asociacionismo de pesebre, ese que vive por y para el poder: vive por sus subvenciones y vive para dar palmas cuando los políticos que lo pagan son llamados a escena.
La elección de la nueva Junta Directiva de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP), presidida a partir de este sábado 20 de junio por Rosana de Andrés Díaz, es el colofón de una primera etapa difícil pero prometedora. Conociendo a los miembros de la nueva Junta Directiva estoy convencido, tanto por su capacidad intelectual y su experiencia profesional como por su calidad humana, de que la asociación va a crecer y a madurar en los próximos meses. Las ideas que los nuevos responsables han presentado en la Asamblea, en su programa de trabajo para los próximos tres años, son brillantes y cautivadoras y han recibido el apoyo unánime de todos los socios.
Desde estas líneas de recapitulación, sólo me queda desear los mayores éxitos a la nueva Junta Directiva y a su presidenta, agradecer a todos los socios el apoyo y el cariño que me han manifestado a lo largo de todo este tiempo y manifestarles que a partir de este momento, ya como simple socio de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP), me tienen a su completa disposición para ayudarles en cualquier iniciativa que desarrollen.
Antonio González Quintana
Ex-Presidente y socio de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP)
MENSAJE DE ROSANA DE ANDRÉS DÍAZ, NUEVA PRESIDENTA DE ARCHIVEROS ESPAÑOLES EN LA FUNCIÓN PÚBLICA (AEFP)
Madrid, 20 de junio de 2009.
Queremos expresar nuestro agradecimiento al Presidente y a la Junta Directiva saliente, que han liderado nuestros proyectos e inquietudes con tanto entusiasmo y dedicación. Podemos decir que ha cristalizado un proyecto que, aunque concebido hace casi dos décadas, iniciaba su andadura hace tres años. Han sido tres años muy fructíferos, de trabajo en equipo, en los que se ha demostrado que no estábamos equivocados en nuestros objetivos y que, indudablemente, tenemos un terreno de actuación enorme. Desde el mismo momento de su nacimiento, nuestra asociación ya constituyó un éxito solamente por su razón de ser. Pretendemos llenar un vacío en el que hay mucho por hacer.
La nueva etapa que iniciamos es en realidad una continuación en las líneas de trabajo emprendidas y desarrolladas hasta ahora. Queremos consolidar los proyectos en marcha y abordar otros nuevos. Pretendemos actuar con la misma impronta de transparencia en nuestras actuaciones con la que ha actuado la anterior Junta Directiva y también con la misma paciencia al explicar las razones estrictamente profesionales de nuestras posiciones a aquellos que no las han comprendido o las consideran influidas por coyunturas circunstanciales. El paso del tiempo pone siempre las cosas en su sitio. Por eso, nosotros seguimos como desde un principio a lo nuestro: los archivos públicos y los archiveros de la Función Pública.
En cuanto a los nuevos proyectos que deseamos abordar, tienen un denominador común: nuestra máxima es llegar a la Administración y a los funcionarios, a los funcionarios de todos los niveles, directivos y de a pie, para que nadie pueda decir “no sé qué hacen los archiveros”, “no sé cómo solucionar el problema del archivo”, “esto no me concierne”, “no sé a quién dirigirme”, etc.
Conocemos a los funcionarios, tenemos experiencia en el contacto con ellos, sabemos cómo dialogar con ellos porque sabemos cuáles son los condicionantes en los que se mueven. Hay que sensibilizarlos sobre los archivos para que adquieran buenos reflejos al respecto.
En este sentido, creo que debemos encontrar las vías para comunicarles criterios y razones que superen la percepción habitual de las Administraciones Públicas sobre qué somos y qué papel podemos desempeñar, por ejemplo, en la implantación de la Administración electrónica. Hemos comenzado los trabajos de elaboración de un informe sobre el papel de los archiveros en la Administración electrónica. En aras de la transparencia, eficacia y calidad de los servicios públicos, y de la garantía adecuada de los derechos y deberes de la Administración y de los ciudadanos, es necesario reconducir y plantear en sus justos términos el papel de los archivos y los archiveros en las políticas públicas de información y, dentro de ellas, en los sistemas de gestión de documentos de archivo. Este informe trata de centrar la necesidad de incluir la información archivística en los sistemas de información pública (objetivo, definiciones, análisis de la situación actual, competencias profesionales de los archiveros, propuestas de solución, plan de actuaciones prioritarias, etc.).
Como hemos dicho anteriormente, junto con la continuidad de las líneas puestas en marcha por la anterior Junta Directiva, nos proponemos estudiar y comenzar el debate sobre los siguientes puntos:
-El planteamiento de una oferta formativa y de sensibilización sobre la importancia de los archivos públicos en el ámbito de las Administraciones Públicas.
-El desarrollo de contactos con los Departamentos de Historia Contemporánea de las universidades para que conozcan los archivos y los fondos documentales que albergan.
Por todo eso, nos dirigimos a todos nuestros socios y proponemos que con vuestras aportaciones, opiniones y sugerencias vayamos redondeando el proyecto y los diferentes elementos que lo componen. Como Presidenta, agradezco de antemano vuestro apoyo.
A todos aquellos que trabajan en los archivos públicos, les invitamos a conocernos y, sobre todo, a que piensen que resulta muy poco útil lamentarse de la situación y no unir sus esfuerzos para solucionarla. Conviene no recrearse en el pesimismo que reflejaban aquellos versos de Góngora: “... oscuro todo, el designio, la fabrica y el modo...”. Podemos hacer mucho y haremos más si aunamos fuerzas.
De nuevo, y por último, reiteramos nuestro agradecimiento a Antonio González Quintana, con el que seguimos trabajando codo con codo, y hago mías sus palabras de agradecimiento a los que han colaborado con él en la anterior Junta Directiva.
En cuanto a los nuevos proyectos que deseamos abordar, tienen un denominador común: nuestra máxima es llegar a la Administración y a los funcionarios, a los funcionarios de todos los niveles, directivos y de a pie, para que nadie pueda decir “no sé qué hacen los archiveros”, “no sé cómo solucionar el problema del archivo”, “esto no me concierne”, “no sé a quién dirigirme”, etc.
Conocemos a los funcionarios, tenemos experiencia en el contacto con ellos, sabemos cómo dialogar con ellos porque sabemos cuáles son los condicionantes en los que se mueven. Hay que sensibilizarlos sobre los archivos para que adquieran buenos reflejos al respecto.
En este sentido, creo que debemos encontrar las vías para comunicarles criterios y razones que superen la percepción habitual de las Administraciones Públicas sobre qué somos y qué papel podemos desempeñar, por ejemplo, en la implantación de la Administración electrónica. Hemos comenzado los trabajos de elaboración de un informe sobre el papel de los archiveros en la Administración electrónica. En aras de la transparencia, eficacia y calidad de los servicios públicos, y de la garantía adecuada de los derechos y deberes de la Administración y de los ciudadanos, es necesario reconducir y plantear en sus justos términos el papel de los archivos y los archiveros en las políticas públicas de información y, dentro de ellas, en los sistemas de gestión de documentos de archivo. Este informe trata de centrar la necesidad de incluir la información archivística en los sistemas de información pública (objetivo, definiciones, análisis de la situación actual, competencias profesionales de los archiveros, propuestas de solución, plan de actuaciones prioritarias, etc.).
Como hemos dicho anteriormente, junto con la continuidad de las líneas puestas en marcha por la anterior Junta Directiva, nos proponemos estudiar y comenzar el debate sobre los siguientes puntos:
-El planteamiento de una oferta formativa y de sensibilización sobre la importancia de los archivos públicos en el ámbito de las Administraciones Públicas.
-El desarrollo de contactos con los Departamentos de Historia Contemporánea de las universidades para que conozcan los archivos y los fondos documentales que albergan.
Por todo eso, nos dirigimos a todos nuestros socios y proponemos que con vuestras aportaciones, opiniones y sugerencias vayamos redondeando el proyecto y los diferentes elementos que lo componen. Como Presidenta, agradezco de antemano vuestro apoyo.
A todos aquellos que trabajan en los archivos públicos, les invitamos a conocernos y, sobre todo, a que piensen que resulta muy poco útil lamentarse de la situación y no unir sus esfuerzos para solucionarla. Conviene no recrearse en el pesimismo que reflejaban aquellos versos de Góngora: “... oscuro todo, el designio, la fabrica y el modo...”. Podemos hacer mucho y haremos más si aunamos fuerzas.
De nuevo, y por último, reiteramos nuestro agradecimiento a Antonio González Quintana, con el que seguimos trabajando codo con codo, y hago mías sus palabras de agradecimiento a los que han colaborado con él en la anterior Junta Directiva.
Rosana de Andrés Díaz
Presidenta de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP)
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