Mensaje enviado a Arxiforum por Joan Pi, Archivero de Sueca
Bienvenidos, yo también soy archivero de la función pública, Local, y comparto el escrito, sin embargo, creo que esta asociación sí que compite con las existentes, que son generales, y expongo (soís libres de aceptar el consejo, por descontado) que estas reivindicaciones ya se contemplan y se tramitan por las generales (de ahí que vayaís a competir), por tanto, la naturaleza de la agrupación vuestra societaria debería transformarse en SINDICATO DE ARCHIVEROS, como hicieron en su día para la defensa propia los médicos y la policía de la Administración Local o los pilotos de la aviación civil, recordad los réditos que sacan estos grupos laborales ajenos a los sindicatos también generales.De nuevo saludos cordiales y que todo sea para bien.
Bienvenidos, yo también soy archivero de la función pública, Local, y comparto el escrito, sin embargo, creo que esta asociación sí que compite con las existentes, que son generales, y expongo (soís libres de aceptar el consejo, por descontado) que estas reivindicaciones ya se contemplan y se tramitan por las generales (de ahí que vayaís a competir), por tanto, la naturaleza de la agrupación vuestra societaria debería transformarse en SINDICATO DE ARCHIVEROS, como hicieron en su día para la defensa propia los médicos y la policía de la Administración Local o los pilotos de la aviación civil, recordad los réditos que sacan estos grupos laborales ajenos a los sindicatos también generales.De nuevo saludos cordiales y que todo sea para bien.
Joan Pi
Archivista de Sueca
Madrid, 06 de octubre de 2006
Respuesta de Antonio González Quintana
Muchas gracias por tu bienvenida y por tus consejos, aunque estos últimos, de momento, no los vamos a seguir. Te explico por qué. En primer lugar, ojalá existiese una asociación “general” de archiveros de ámbito estatal. Y digo ojalá no porque añore los tiempos preconstitucionales, sino porque, en algunas comunidades autónomas pequeñas, la única forma de sostener una asociación ha sido la de hacerla mixta (archiveros, bibliotecarios, museólogos y documentalistas) con las funestas consecuencias que esa mezcla tiene para el asociacionismo profesional, y los mensajes de arxiforum en estos días son la mejor prueba de lo que digo. En otros casos en los que se han organizado los archiveros independientemente, su escaso número les ha limitado en gran medida, siendo su único contacto con los colegas del resto del Estado el mantenido por los representantes de las distintas asociaciones en la Coordinadora de Asociaciones de Archiveros, que se reúne con escasa frecuencia.En segundo lugar, hemos querido constituir una asociación de funcionarios porque eso nos da un carácter profesional que, desgraciadamente, no encontramos en la titulación académica en archivística, de la que carecemos. A cambio, los procesos selectivos en todas las administraciones y organismos públicos ofrecen, hoy por hoy, la mejor homologación profesional, por la vía de unas exigencias de conocimientos y capacidades que, si bien son dispares, tienen una base común indiscutible y, sobre todo, garantizan que quienes los superan van a trabajar con archivos y con documentos de archivo. Entre los funcionarios archiveros no existen (salvo excepción que no conozco) confusiones de identidad como las que ha puesto a la luz el debate lanzado por el COBDC. Quizá este ámbito lo debamos extender a otros archiveros de las administraciones y organismos públicos que, siendo personal laboral, han accedido a una plaza catalogada para la que se han exigido conocimientos similares a los de los funcionarios; estamos estudiando la posible modificación de nuestros estatutos en este sentido.Queremos, en definitiva, tener un foro sin intermediarios que nos conecte con los colegas de todo el territorio del Estado. Creemos, por poner un ejemplo, que un archivero de la Administración General del Estado, en cualquier ciudad, tiene más en común con el resto de archiveros de la AGE, o con un archivero municipal de cualquier comunidad autónoma distinta de la suya, que con un archivero-bibliotecario-museólogo-historiador... de su vecindario, que trabaja para una fundación sin ánimo de lucro en labores de “técnico comodín en temas culturales”.Esa necesidad que sentimos de asentamiento de nuestra identidad a través del debate y del contraste de pareceres con otros colegas con los mismos cometidos y los mismos retos profesionales que nosotros, con total independencia profesional, sin distinción de ámbito geográfico dentro de España, es lo que nos ha llevado a crear una nueva asociación.En ningún caso hemos querido hacer, y no hemos constituido, un sindicato. Ni de nuestros estatutos ni de nuestros documentos publicados o de nuestras manifestaciones, propuestas o actitudes expuestas, se desprende ningún posicionamiento vindicativo de tipo laboral: ni subidas salariales, ni mejoras de las condiciones laborales, ni caja de resistencia, ni guarderías para nuestros hijos u otros salarios sociales..., ni de servicios sociales paralelos: ni grupo de montaña, ni asesoría jurídica, ni cursos de bailes de salón. Las peticiones que hacemos a los poderes públicos son tendentes a obtener mejoras para la profesión o para las instituciones archivísticas y, sobre todo, para sus usuarios. Sobre esas peticiones y sobre las propuestas relacionadas con las mismas que recogemos en nuestro manifiesto fundacional, es sobre las que nos gustaría centrar la discusión sobre nuestro “nacimiento”, y no tanto sobre lo que supuestamente somos o deseamos ser. Sin ser tan ingenuos como para pensar que los temas económicos o puramente laborales no tienen importancia, no es nuestro principal objetivo obtener grandes fortunas con nuestra profesión; si eso es lo que hubiéramos pretendido, probablemente, no la habríamos elegido. Desde luego no encontramos en los pilotos de líneas aéreas nuestro modelo a imitar; además, dudo que una huelga de archiveros de las administraciones colapsara económicamente el país.
Madrid, 06 de octubre de 2006
Respuesta de Antonio González Quintana
Muchas gracias por tu bienvenida y por tus consejos, aunque estos últimos, de momento, no los vamos a seguir. Te explico por qué. En primer lugar, ojalá existiese una asociación “general” de archiveros de ámbito estatal. Y digo ojalá no porque añore los tiempos preconstitucionales, sino porque, en algunas comunidades autónomas pequeñas, la única forma de sostener una asociación ha sido la de hacerla mixta (archiveros, bibliotecarios, museólogos y documentalistas) con las funestas consecuencias que esa mezcla tiene para el asociacionismo profesional, y los mensajes de arxiforum en estos días son la mejor prueba de lo que digo. En otros casos en los que se han organizado los archiveros independientemente, su escaso número les ha limitado en gran medida, siendo su único contacto con los colegas del resto del Estado el mantenido por los representantes de las distintas asociaciones en la Coordinadora de Asociaciones de Archiveros, que se reúne con escasa frecuencia.En segundo lugar, hemos querido constituir una asociación de funcionarios porque eso nos da un carácter profesional que, desgraciadamente, no encontramos en la titulación académica en archivística, de la que carecemos. A cambio, los procesos selectivos en todas las administraciones y organismos públicos ofrecen, hoy por hoy, la mejor homologación profesional, por la vía de unas exigencias de conocimientos y capacidades que, si bien son dispares, tienen una base común indiscutible y, sobre todo, garantizan que quienes los superan van a trabajar con archivos y con documentos de archivo. Entre los funcionarios archiveros no existen (salvo excepción que no conozco) confusiones de identidad como las que ha puesto a la luz el debate lanzado por el COBDC. Quizá este ámbito lo debamos extender a otros archiveros de las administraciones y organismos públicos que, siendo personal laboral, han accedido a una plaza catalogada para la que se han exigido conocimientos similares a los de los funcionarios; estamos estudiando la posible modificación de nuestros estatutos en este sentido.Queremos, en definitiva, tener un foro sin intermediarios que nos conecte con los colegas de todo el territorio del Estado. Creemos, por poner un ejemplo, que un archivero de la Administración General del Estado, en cualquier ciudad, tiene más en común con el resto de archiveros de la AGE, o con un archivero municipal de cualquier comunidad autónoma distinta de la suya, que con un archivero-bibliotecario-museólogo-historiador... de su vecindario, que trabaja para una fundación sin ánimo de lucro en labores de “técnico comodín en temas culturales”.Esa necesidad que sentimos de asentamiento de nuestra identidad a través del debate y del contraste de pareceres con otros colegas con los mismos cometidos y los mismos retos profesionales que nosotros, con total independencia profesional, sin distinción de ámbito geográfico dentro de España, es lo que nos ha llevado a crear una nueva asociación.En ningún caso hemos querido hacer, y no hemos constituido, un sindicato. Ni de nuestros estatutos ni de nuestros documentos publicados o de nuestras manifestaciones, propuestas o actitudes expuestas, se desprende ningún posicionamiento vindicativo de tipo laboral: ni subidas salariales, ni mejoras de las condiciones laborales, ni caja de resistencia, ni guarderías para nuestros hijos u otros salarios sociales..., ni de servicios sociales paralelos: ni grupo de montaña, ni asesoría jurídica, ni cursos de bailes de salón. Las peticiones que hacemos a los poderes públicos son tendentes a obtener mejoras para la profesión o para las instituciones archivísticas y, sobre todo, para sus usuarios. Sobre esas peticiones y sobre las propuestas relacionadas con las mismas que recogemos en nuestro manifiesto fundacional, es sobre las que nos gustaría centrar la discusión sobre nuestro “nacimiento”, y no tanto sobre lo que supuestamente somos o deseamos ser. Sin ser tan ingenuos como para pensar que los temas económicos o puramente laborales no tienen importancia, no es nuestro principal objetivo obtener grandes fortunas con nuestra profesión; si eso es lo que hubiéramos pretendido, probablemente, no la habríamos elegido. Desde luego no encontramos en los pilotos de líneas aéreas nuestro modelo a imitar; además, dudo que una huelga de archiveros de las administraciones colapsara económicamente el país.
Antonio González Quintana
Presidente de Archiveros Españoles en la Función Pública (AEFP)